En la provincia de Trento, al norte de Italia se encuentra Riva del Garda un pequeño pueblo donde el viajero podrá disfrutar de un agradable clima, aguas tranquilas y la arquitectura maravillosa de su centro histórico.
Ciudad fortificada, Riva del Garda fue en el pasado una de las rutas más importantes de la zona debido a encontrarse muy cerca del lago de Garda con sus más de trescientos kilómetros cuadrados de extensión con un recorrido que se extiende por Tréntino, Véneto y Lombardía entre otros municipios de la región.
Este gran lago permite la práctica de numerosos deportes como el piragüismo, windsurf, buceo y paseos en bote, mientras que en las montañas que rodean la zona son perfectas para realizar escalada, ciclismo y senderismo.
Los restos de las murallas y algunas fortificaciones que en el pasado protegía a Riva del Garda aún pueden verse en la ciudad, entre ellas la torre Apponale, con sus 34 metros de altura que conserva un enorme reloj y el pequeño ángel que representa el símbolo de este pueblo.
A pesar de que su construcción data del siglo XIII esta torre está en condiciones de ser visitada por el público para disfrutar de magníficas vistas panorámicas del municipio.
Asimismo, la fortaleza La Rocca, situada sobre el lago y muy cerca del puerto de la ciudad es otro de los monumentos para visitar.
Construido en el siglo XII fue edificado en un sitio estratégico era la principal protección de la población, funcionando hoy el Museo de Riva del Garda que permite conocer la historia de la ciudad a través de una magnífica colección de arte formado por frescos, esculturas e imágenes y objetos que datan del neolítico y la cultura romana.
Entre las majestuosas construcciones se destaca el Palacio Pretorio, construido en 1375 era propiedad de la familia Scala, representando una gran fortaleza rodeada de una canal y un puente levadizo con el detalle que la identifica como es el escudo de armas del obispo Prince George Neideck.
Por último, una visita al templo Construido en 1603 la iglesia de la Inviolata es otro punto de atracción turística ya que además de su peculiar arquitectura guarda en su interior un fresco llamado Madonna Milagrosa procedente de la escuela de Domenico Brusasorci.
