Monasterio de Poblet

Considerado como una de las más preciosas joyas arquitectónicas del mundo, el Monasterio de Poblet supera en esplendor a otras muchas abadías españolas. 

Localizado en el término municipal de Vimbodi y Poblet en Tarragona, este monasterio fue también el primer panteón real de la Corona de Aragón desde fines del siglo XIV y hasta el siglo XV cuando se produjo la extinción de la Casa Real de Aragón.

En esa época Poblet tuvo cierta influencia y también peso político en un tiempo que los abates Joan Payo y Francesc Oliver se destacaron siendo presidentes de la Generalitat.

Sin embargo el esplendor del monasterio se apagó durante el siglo XIX al producirse la desamortización de Mendizabal que pordujo el abandono por parte de las monjas y la posterior venta de las tierras en subasta pública.

Después de una etapa en que gran parte de los edificios que formaban el conjunto del Monasterio de Poblet sufrieron un significativo deterioro la situación comenzó a revertirse a partir de 1921 cuando el lugar es declarado Monumento Nacional, creándose el Patronato que comenzó a velar por la reconstrucción y posterior conservación del lugar.

Varias etapas de reconstrucción fueron necesarias para dejar el monasterio como puede verse hoy con toda su majestuosidad y también sencillez siendo reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad


Un hermoso entorno natural con paisajes realmente hermosos embellecen aún más este edificio con una vegetación abundante que acentúa aún más el tradicional ambiente tranquilo y relajado de este sitio al que se accede a través de una gran Puerta Real secundada por dos torres de carácter militar.

Una bodega situada en la parte superior del edificio y una sala forman parte del edificio principal al que se suma un interesante museo que contiene documentación sobre toda la historia del lugar. 

Un claustro de estilo gótico se encuentra tras la bodega y en los alrededores de éste puede accederse a las diversas dependencias tales como la cocina, las habitaciones y el refectorio. Tras el claustro se ubica la Sala Capitular, sitio que alberga las tumbas de once abades que pertenecieron al monasterio. 

Todo el conjunto está formado por 3 recintos que a pesar de ser bien diferenciados se encuentran comunicados entre sí por diferentes puertas de acceso y una vez traspasada la Puerta Dorada aparece ante los ojos del visitante la gran Plaza Mayor, lugar que conserva aún vestigios de antiguas edificaciones y me medio de la plaza se alza una gran cruz de piedra del abad Guimera construida en el siglo XVI y al norte puede verse una capilla austera dedicada a Santa Catalina.
 
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